No podías ser una excepción. Tienes muchas cualidades y actitudes dignas del mejor ser de la tierra, pero también sabemos que puedes ser ambicioso como el que más, agresivo, respondón, inquieto, testarudo y obsesionado con muchas cosas que te rodean. En realidad eres una de esas personas que no respetarán jamás a la autoridad, porque para ti, no hay más Ley que la que pones tú. No sueles pensar que todo acto tiene una consecuencia hasta que no ha ocurrido la tragedia. Y si, tienes bastante suerte en eso, casi siempre te salvas de todo. Es muy probable que te prohíban algo (como a todo el mundo), pero tú lo siguiente que harás es ir directo a hacerlo. Así eres. Y así te conocemos. No eres frágil ni sutil, nadie va a encontrarte sentado en una silla filosofando a cerca de los misterios de la vida, ni quieto en algún sitio por mucho tiempo. A ti, no. Vas dando saltos por el mundo, de aquí para allá, y haciendo siempre lo que te apetece.
Lo
sabes. Te despistas con una gran facilidad, puedes empezar a hacer algo con
mucha fuerza pero que otra cosa se te cruce en tu camino, y, si ésta última
resulta más interesante, no dudarás en abandonar la primera. Puedes tener algún
episodio colérico y estallar de vez en cuando por alguna tontería (que, para
ti, obvio, es una necesidad vital), como por ejemplo olvidar tus llaves, perder
tu teléfono o ser incapaz de abrir una lata de comida cuando tienes hambre
(acabarás por golpearla contra todo lo que tengas a mano y si no consigues
abrirla, terminarás por arrojarla por la ventana). Cuando quieres algo vas a
por ello sin dudarlo, siempre, pero en el momento en que empiezas a aburrirte,
acabas dejándolo a la mitad. No vas a gastar tu tiempo en algo que te cansa y
que no te motiva, aunque unas horas antes fuera indispensable en tu vida. Eres
competitivo, te encanta ganar y ser el primero en todo. En realidad, incluso,
puede darte envidia (a veces sana y a veces enfermiza) que otros puedan dejarte
atrás, pero en el fondo sabes que, tarde o temprano, tendrás otra oportunidad
para demostrar que un Aries, cuando se lo propone, llega el primero siempre,
aunque eso signifique jugar sucio. ¿El fin justifica los medios? Para ti sí.
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